Chozno

Muchas veces hablé en este Blog sobre las casualidades y ya comenté sobre lo que pensaba en ese momento sobre el tema.

No sé si es una casualidad o no, pero que yo esté escribiendo esto en estos momentos, se debe a la “suerte” que tuvo un antepasado mío de sobrevivir a una condena a muerte. Si él hubiera muerto en esa oportunidad, yo no estaría acá frente a esta pantalla contándote esta historia.

Mi chozno (a partir de tatarabuelo se dice chozno) vivía en un pueblo en lo que hoy sería Galicia. En ese momento había una especie de alcalde en el lugar el cual decidía la condena que les correspondía a las diferentes personas en caso de haber cometido alguna contravención o delito en el lugar, pero para que se pueda hacer efectiva, la persona podía salvarse si pasaba tres desafios.

Enfocándonos en la historia de mi chozno, resulta que en una de sus tantas aventuras, una noche de borrachera con vaya a saber que bebida que existía en ese momento, intentó seducir a una de las pretendientes del alcalde. A partir de ese momento se ganó su odio irrefrenable.

No pasó más de una semana hasta que encontró una excusa cualquiera para condenarlo a muerte, pero antes de que se haga efectiva la condena, tenía la posibilidad de resolver las pruebas y salvarse.

El primer desafío era elegir entre tres bebidas, las cuales dos de ellas tenían veneno. Debía tomar una, y si era la que no tenía el veneno, naturalmente se salvaba. Las bebidas eran Té, Café y Agua. El lugar en la cual se llevaría a cabo la elección se encontraba en una celda con una pequeña ventana a dos metros de altura. Uno de los ayudantes del alcalde era muy amigo de mi chozno, y se enteró de cual era la bebida que debía tomar para salvarse, entonces salió corriendo hacia el lugar dónde se encontraba, miró a su alrededor, y encontró algo para mostrarle por al pequeña ventana y que ayudaría a que pudiera enterarse cuál era la bebida que lo salvaría. El resultado fue que el amigo de mi chozno le mostró algo, lo vió, y al instante se dio cuenta qué debía tomar. Así lo hizo, y logró salvarse de la primera condena a muerte.

El alcalde nunca supo como lo hizo, pero pensó que fue el simple azar quien lo salvo. Entonces en la segunda prueba quería asegurarse de que no se pudiera salvar. La prueba consistía en elegir entre dos papeles, los cuales uno decía que iba a morir, y el otro que se salvaría. Dependiendo de cuál elija, se salvaba o moría. Pero como el alcalde quería que muriese, en los dos escribió la frase que lo condenaría a muerte, por lo tanto, aparentemente, no tenía forma de salvarse. Lo que no tuvo en cuenta el alcalde, es que mi chozno vió cuando lo escribía, y sabía que eligiendo cualquiera de los dos papeles, lo matarían. Sin embargo, en ese momento hizo algo que lo salvó, a pesar de seleccionar uno de los dos papeles.

El alcalde ya no sabía que hacer, porque le quedaba solo una prueba para hacerle, y si la resolvía, se salvaría para siempre, ya que no se podía condenar a muerte dos veces a la misma persona. Entonces se le ocurrió algo que sería imposible de resolver. Seleccionó a los leones más feroces que existían, y le dijo a mi chozno que debería decir una afirmación, en caso de que la misma sea una verdad, lo encerraría en la jaula de los leones en la cual moriría indefectiblemente. El problema era que si la afirmación era una mentira, lo tiraría a un precipicio, del que tampoco podría salvarse.

El alcalde ya estaba festejando la próxima muerte segura de mi chozno, hasta que en ese preciso momento dijo una afirmación que obligó al alcalde a dejarlo ir, sin poder tirarlo a la jaula de los leones ni al precipicio.

Esa fue la historia de este familiar lejano, que gracias a su capacidad de poder resolver dichos problemas, provocó que hoy pudiera estar contando esta historia.

¿Cómo resolvió cada uno de los problemas?

El Primero:

El amigo le mostró un tomate.

El Segundo:

Mi chozno agarró uno de los papeles y se lo comió. Le dijo al alcalde que había seleccionado el que se había comido que por favor mostrara el otro que quedaba

El Tercero:

Dijo Me van a tirar al precipicio.

2 comentarios:

  1. Posta?? Parece una de esas historias increíbles de las cadenas de powerpoint. Re da para un cuento la historia.
    Hablando de casualidades yo hace poco me enteré de que mi chosno (uno de ellos) era el mismísimo Ricardo Gutiérrez (el del hospital de niños). Mi chosno era médico y escritor. Yo estudio medicina, y escribir lo que se dice, escribir, me queda grande, pero es algo que me gusta.

    Besos, Pipistrela.

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  2. 1.El amigo le mostró un tomate.
    2.Tu chozno agarró uno de los papeles y se lo comió. Le dijo al alcalde que había seleccionado el que se había comido que por favor mostrara el otro que quedaba
    3.Dijo Me van a tirar al precipicio.

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